jueves, febrero 01, 2007

MIRADA DE DIOS
Y sal, sangre, sal,
sal de mi cuerpo.
Sal y vuelve a entrar
anegada en venenos.

Nacho Vegas


Frente a mi yace una botella de vino quebrada y el liquido esparciéndose por toda la cocina. Junto a los vidrios rotos me hallo yo trémulo por los cortes en la piel. Se confunde la sangre con el vino que avanza lentamente. El dolor en las piernas me sobrepasa, creo que están inutilizables o pronto lo estarán si no son tratadas. Esta posición tan incomoda en que me encuentro, me permite observar que los trozos de botella no son los únicos que se encuentran en el piso: bajo el refrigerador, junto a las cucarachas muertas que descansan sobre cucharas que creía perdidas, se encuentran una serie vidrios de vasos quebrados.

Fue el angosto espacio en la puerta el que provocó mi caída. Un lerdo golpe del hombro contra marco de la puerta basto para perder el equilibrio. Ya no soy el mismo de antes, cada año, día y hora que pasa pierdo más fuerza física, soy como las piezas del reloj nunca aceitado, desgastándose día a día.

Pero no soy el único responsable de esta torpeza. Es este departamento llamado de un ambiente el que no me permite desplazarme con comodidad. Rememoro a la mujer dueña del departamento, era obesa y de una edad en la que su amargura no tenía vuelta. Me sorprendió lo mucho que transpiraba parecía estar bajo una ducha. Escupía palabras y saliva espesa. Si acepté el departamento tan rápidamente fue por mi desesperación de alejarme lo antes posibles de esa mujer. Juro que si hubiera tenido un cuchillo a mano, se lo hubiera clavado tres veces en el corazón al gran trozo de carne parlante. Un favor le haría a ese ser con cortarle la vida sin sustancia que debe haber tenido en esta ciudad podrida desde las entrañas.

Este departamento, tiene paredes que lloran sangre, y no son lagrimas de la Virgen María ni menos de los santurrones que tanto adoré en el pasado. Es probable que sea un gato muerto que se pudre en mi techo, o quizás un hijo de perra que fue silenciado con total justicia. Aplaudo cada vez que se da muerte a alguna de las escorias que deambulan por la nauseabunda urbe. Cogoteros, violadores, lanzas y cuanta lacra existente, deben ser degollados y arrojados a un pozo que tenga una profundidad de no menos de 300 metros. Son muchos los que serían tirados, por lo que el pozo deberá ser lo suficientemente profundo para soportar tanta mierda. El único que se salvará, es el asesino. Ajusticiador por naturaleza, merece ser no solo respetado, sino alabado como un semidios. Como no agradecer al individuo que nos libera de las pestes que desbordan las calles y además le da la tranquilidad al exterminado de terminar con la batalla existencial que nunca le fue grata.

Está ciudad se ve rebasada de podredumbre que nace del fondo de cada parasito que la habita. Todo se cae a pedazos, desde los bares plagados de mafias orientales hasta las comisarías en las que abundan ratas obesas y corruptas. Me asquea tan solo el echo de pensar en salir de mi ostracismo que soporto de buena forma en el departamento que habito; pero lamentablemente soy un ser corpóreo, que requiere alimentarse para sobrevivir. Estoy obligado a recorrer supermercados y boliches a la espera de la oferta del día; frutas podridas y pan de varios días son mis sustentos; Como buitres que buscan la carroña más manoseada y mutilada. Ansío el día que en alguna de mis salidas sabatinas una bala perdida me alcancé desangrándome por completo como un cerdo en el matadero. No hay duda que ese día llegará, es mi destino, y no será la vejez la que me aniquile, y menos la inmolación, eso es para cobardes.

Si hay algo que me aterra es tener que vivir 5 o 10 años más y convertirme en un octogenario que se descompone por dentro, tal como el hijo de perra que yace en mi entretecho. ¿Quien le dijo al cuerpo que era bueno luchar por mantenerse con vida, hasta al límite de las posibilidades?. Seguro fue algún ser etéreo que sonríen en su mierda puritana. Santos, lamedores del culo de dios que tanto dinero me dieron en el pasado. Por que si hay alguien que supo como estrujar la costilla de Dios y llenarse los bolsillos de billetes, ese fui yo. Pero no fui un estafador de poca monta como los hay por montones en la iglesia. Simplemente mi discurso que tanta enseñanza entregaba a los vejestorios que poblaban mi templo, necesitaba una recompensa a la altura de sus palabras, es decir, altos diezmos de los feligreses más pudientes y una que otra caricia de los jóvenes que me acompañaban en la misa.

Estas piernas: Me pongo a recordar hechos acaecidos hace siglos y olvido que mis extremidades están desgarrándose de dolor. Quizás deba aprender a reptar. Que útil sería no tener que preocuparme por mover mis longevas piernas, librándome de mirar la cara de la basura que emponzoña las calles. Convertido en una serpiente remitiendo su vida a subsistir alimentándose del más débil. Insectos, arácnidos y pequeños roedores serían mis manjares. El cuerpo gobernando a la mente. Por año es reflexionado sobre estos instintos primitivos, que sin duda, deberían ser la evolución natural del hombre. Sería la única la forma de detener la autodestrucción que lleva acabo la humanidad. Pero ya aprendí en el pasado que son muy pocas las mentes preparadas para concebir un discurso como este: Mis sermones en el templo duraban horas tratando de explicar mi teoría de la revolución existencial, llegué a eliminar la comulgación dejando como único rito el de la confidencia. Pero fui parado en seco y fueron mis palabras las que provocaron mi expulsión de la santa e hipócrita iglesia y no mis juegos íntimos con los lampiños chiquillos. El arzobispo fue claro en su exposición: Los lujos son aceptados de buena forma; autos y casas junto a la playa son agradecidos con reverencias; jóvenes vírgenes y retiros espirituales son necesarios para soportar de buena forma la sotana. Pero lo que nunca debes ser ni siquiera respirado, son las interpretaciones personales de la Santa Biblia. Si ni el mismísimo Papa puede darse ese lujo, menos lo hará un padre de un pueblucho que se está cayendo a pedazos. Tuve dos opciones: Me enclaustraba en un convento con un montón de frailes desquiciados, o era excomulgado y despojado de todos mis bienes. Mi respuesta fue clara, escupí en la cara del arzobispo y di media vuelta para no volver nunca más a pisar un templo.

Desde entonces he limitado mi rutina diaria a subsistir con lo mínimo, dejando de lado todo lujo de la modernidad: Televisores, radios o cualquier aparato electrónico, perturban la mente y la adormece. También han desaparecido los textos de mi vida, ya leí bastante en el pasado y se con que payasada puedo llegar a encontrarme. A pesar de haber bajado cerca 20 kilos, mi estado físico es lo suficiente bueno como para permitir levantarme y recorrer mi departamento sin problemas. Rechazo cualquier visita que pudiera perturbar mi enclaustramiento. Los saco a escobazos recibiendo más de alguna queja de la administración del edificio. Zánganos que vienen a ensalzarme por mis palabras en el pasado. Tuvieron su oportunidad en mi época de predicador, pero ya no estoy para esos trotes. Algunos tienen la desfachatez de presentarse con sus crías con la intensión de explicarme que es en las nuevas generaciones donde está la esperanza de una nueva humanidad. Pobres y equivocados infelices. Su simpleza no les permite observar la insensatez de la procreación. Son tantos siglos de civilizaciones putrefactas, que en estos pequeños seres la inmundicia corre por sus venas desde el nacimiento.

Entre tanta palabra y pensamiento, mi morada se está apoderando de una vehemente oscuridad, mientras, permanezco desparramado en el piso sin una posibilidad de una pronta mejoría. No puedo negar lo útil que serían en este momento unos brazos jóvenes en donde apoyarme. Pero es inútil empezar a replantearme mis principios a estas alturas del camino. Las cartas están echadas y debo entender que lo único que me queda son precisamente esas palabras que me empiezan a generar ciertos pensamientos contradictorios y angustiosos. Es innegable lo difícil que ha sido luchar contra la corriente, décadas dando explicaciones a medio mundo por palabras de difícil entendimiento. Que daría por no sentir estos remordimientos producto de mis acciones pasadas, mas es difícil, sobre todo si no se tiene a nadie a quien amar, a quien llorar, a quien engañar; Todo se viene hacia mí y me tira contra las murallas. Que lamentable esta situación, cuantos días pasaran, cuantas risas serán disfrutadas y orgasmos gritados antes que mi cuerpo sea encontrado. Estas agrias emociones las siento como un taladro perforando mi alma. Es amargo, pero creo estar perdiendo fe en mi antigua monomanía. Debería elegir entre dos cosas para terminar con esta agonía: Gritar fuertemente por ayuda, o apurar la llegada de la muerte. Mas no haré ninguna de las dos, simplemente me quedaré quieto esperando lo que me depare el destino. Este purgatorio físico y emocional que estoy sintiendo será mi flagelación por tanto pecado cometido.

Creo estar delirando; Veo niños que levitan sobre mí, riendo y bailando como en una gran celebración de fin de año. Escucho discursos de bienvenida sobre mi espalda, pero no alcanzo a percibir si es una voz de mujer u hombre. Por momento siento que me sumerjo en un gran lago, sin poder evitar ahogarme una otra vez. Parece que llevara años en esta situación, las cucarachas deambulan por mi rostro como si mi cuerpo ya formara parte del frío suelo de la cocina. Pero no he de quejarme, debo aceptar mis errores y permanecer en silencio; Mucho silencio es lo que necesito.

Tom Waits- Chocolate Jesus

Posteado por Cronopio a las 6:39 p. m. -  7 comentarios

martes, enero 02, 2007

CRONICAS DE DOS SERES IMAGINARIOS
1º Parte

Mientras espero traspasar este río de luces artificiales y ruedas en permanente movimiento, te observo. Primeramente veo una imagen, es decir, realmente no te veo, tan solo divago tratando de razonar lo escuchado hace un rato y que tuve que aceptar sin derecho a replica: Antonio, te ascenderé, eres muy incompetente pero necesito gente leal más cerca de mí. Pero después si te veo, eres tu; ¿Pero quien eres tu?. Me parece conocerte de siempre, mas no logro recordar de donde y cuando te conocí. Tú pareces observarme con esa misma mirada de pensador vacilante que debo tener yo. Nos conocemos hace mucho, lo tengo claro y debe haber sido por un largo tiempo. Me parece estar enterado tus secretos y miedos. De seguro fuiste mi confesor y yo tu el tuyo, escudriñamos en nuestras almas y barajamos nuestras posibilidades futuras y pasadas. ¡Pero quien diablos eres!, ¿Serás Dios?. No lo creo me aterraría tan solo sentir su presencia y de seguro ya me estaría condenando por negarlo cientos de veces. En cambio, ahora me siento gozoso aunque muy confundido.

Quizás eres la muerte, ¡Claro eso eres! el ajusticiador de los débiles e incautos. Estas ahí por que en unos segundos moriré aplastado por un torpe chofer, o quizás el torpe seré yo que simplemente cruzaré con la luz incorrecta, en un día incorrecto de una vida aun más incorrecta. Y vendrá el golpe me dejará tirado en el piso y por primera y última vez, seré el centro de atención, rodeado por una multitud ansiosa de espectáculos sangrientos.

Nuevamente estoy dejándome llevar por mi excesiva imaginación, incompetente e inútil imaginación diría mi jefe. Debo concentrarme y pensar, o simplemente esperar que el semáforo cambie y preguntarte quien eres, cuando y donde nos conocimos. No, no sería correcto; quizás eres alguien obviamente conocida para mi y producto de una amnesia repentina he olvidado por completo. Una antigua novia tal vez, o una prima lejana. No prima lejana no. Si fueras hija de algún tío perdido no sentiría esta complicidad e incondicionalidad que nos une y que no logro recordar por que.

¿Serás parte de mí?...posiblemente mi otro yo. Recuerdo haber leído que nuestro subconsciente esta formado por múltiples yo y en ciertas ocasiones, ese yo toma una forma corpórea. ¿Pero por que ese aparente yo tiene una forma femenina? ¿Y cual de todos los yo eres?¿El imaginativo, el analista?.

Debo tranquilizarme un poco y olvidarme de esta imaginación improductiva, que ha servido únicamente como hogar a las arañas. Cientos de hojas escritas, polvorientas y ya olvidadas.

Pero esa sonrisa en tu rostro, sonrisa infantil de mirada horizontal.


2º Parte

Antonio parado en la esquina espera el cambio de semáforo. Demacrado, cansado y sereno en un día de la ya asumida rutina. Rutina que le ha quitado toda fuerza y todo sueño. Antonio es un anciano que no ha cumplido los 30 años; dolor de espalda y vista sobre exigida, hacen que su caminar sea siempre con la mirada al piso.
Antonio es escritor, o lo fue. Hace dos años que no lee ni escribe nada. Su miedo a divulgar escritos muy personales y delatadores, lo ha echo guardar bajo 7 llaves cada una de las hojas escritas. Mas, no solo hojas se acumulan en ese baúl, sino, esperanzas del hombre imaginario que un día soñó con ciudades imaginarias.

En la otra esquina está Pabla, recepcionista en un hotel y pintora frustrada. Al igual que Antonio, las circunstancias de la vida la han obligado a descartar vivir de y para la pintura. A diferencia de Antonio, Pabla no soporta más la situación en que se encuentra cercada. Lo que la ha sumido en un sumidero de angustias sempiternas.

Decidida a realizar una última obra con su propia sangre en el pavimento, simplemente finge tropezar justo un segundo antes que el camión pasa a gran velocidad. Decenas de personas rodean el cuerpo lamentándose jubilosamente por esta obra tan cruenta. Solo Antonio sabe que esto no tuvo nada de accidente, sino fue un último chillido de liberación que hizo quebrar ventanas, asustar a mujeres preñadas y espantar al grito del propio Much.

Pasaran los años y Antonio planificara un accidente de la misma envergadura que el de Pabla.

Pasaran aún mas años y las obras de Antonio y Pabla serán avaluadas en millones, llenando los bolsillos de casas de remate y de uno que otro pariente lejano de los oscurecidos artitas. Uno de esos parientes soy yo, y esto fue el ciclo de la vida. La vida de mujeres y hombre imaginarios que en ciertas ocasiones rompen con la línea recta de la existencia.



3º Parte

Viéndome desde este mío externo
observo que soy igual al
sádico rechazado.
Me visto de placeres carnales,
disfruto de la burla de la masa solapada
y me entrego a los goces
de los ojos escépticos.

No quiero ser ese ser que hipnotiza
mi espacio mental día a día.
No quiero permanecer en estado de belleza oropel,
-espacios artificiales de verdad abierta-.
Me miro desde afuera
y no seré yo el que descifrará
el anagrama de mi ser.

No quiero ser yo el que olvide
tu olvidada existencia.
Seguiré navegando en tu existir,
pasando por paisajes de plata ya trabajada.

No seré yo el que alcance
el principio del ser,
-las letras me quitarán ese peso-
Entre escalones quebrajados y
barandas sueltas.

Y seré yo el que no conozca la belleza.
No existiré frente a tu existir
de quiebres permanentes.
Pero detrás seguiré tropezando
Por pasos en declive y luces encandiladoras.
¿Pero que será de ti?,
Oh, deseo inextricables.
¿Y que será de mi?,
en estas cumbres inalcanzables.

Bright Eyes - First Day of My Life

Posteado por Cronopio a las 8:40 p. m. -  2 comentarios

domingo, diciembre 24, 2006

CARTA A UN HIJO
Hijo mío, de seguro al ver por la ventana llegar al mensajero habrás comenzado a caminar en circulo enmarañado por saber que hacer. Si quedarse en silencio mientras golpean la puerta con un cansancio de 3 días de caminata acumulada, o abrir y recibirlo como un recluta después de una guerra sangrienta. Mi hijo, te conozco tan bien que no tengo duda alguna que hasta un plato de comida le habrás dado al recadero de la carta que te envió. Después habrás comenzado a recriminarle a tu invitado, que como me he atrevido si quiera a escribir una frase y enviártela. Pero no culpes al mensajero, ni siquiera a mí, ha sido mi corazón y el lápiz que encontré en tu viejo baúl.

Hijo mió, no me canso de decirlo… hijo mío, ¡mi hijo!; Vives en el edén, alejado de este pueblo de 4 paredes. Calabozo de anacrónicos poetas, novelistas y quimeristas zozobrados.

Hijo, ¿a donde va llegar todo esto?. Que ley más absurda la que nos han impuesto a los literatos. Nos alejan de cualquier utensilio que nos permita moldear una imagen, una ficción o una simple palabra, obligándonos a ver 12 horas diarias de hipnotizante radiación televisiva. Todos los lápices, libretas, libros y maquinas de escribir fueron arrojados en un barranco; detrás de ellos más de algún poeta se lanzo como queriendo escribir un último verso al aire antes de hacerse trizas entre rocas y cuadernos esparcidos por la orilla del río. Incluso ciertos aguerridos se atrevieron a escribir en las calles frases desahogo o simples palabras sueltas. La gran mayoría de estos soñadores han sido quemados en la hoguera de la plaza central, solo esta semana fueron ejecutadas 3. Por si fuera poco, estamos forzados a ver al menos una de las tantas ejecuciones que realizan en la semana; mas existen poetas fascistas que no pierden oportunidad de asistir a estas fiestas a la bestialidad y son vistos en cuanta ejecución se realice. En mi caso, con la cola entre las piernas, cumplo con presentarme en la ejecución del día miércoles. El miércoles que paso, fue carbonizada una anciana de estatura baja y de sonrisa tunante, al parecer por estar bajo el efecto de una droga o alcohol extraño.

La lacerante condena consta de tres pasos: Lectura del escrito. Posterior a eso, es arrojado el texto al fuego y por último lo que esperan con ansias las sádicas autoridades de este pueblo, la quema del literato.

Aunque siempre me ubico muy lejos del centro de castigo, trato de escuchar lo más posible el texto leído. Simplemente como una forma de agradecer al escritor, la valentía de no dejar morir por completo la literatura. No es extraño ver a poetas que tan solo por tener la oportunidad de ser divulgadas las palabras que agobian sus entrañas, prefieren arder en la hoguera que permanecer en silencio por el resto de sus aún más sufrientes vidas.

Hijo mío, si bien no capté con claridad todos los versos escritos por la anciana de sonrisa permanente, logré memorizar para ti algunas líneas:

                                 Vida de solubles salidas.
                                 Vida de muertes en vida.
                                 Solo espero un saludo
                                 desde el cielo.
                                 Que me permita olvidar
                                 este miedo.

                                 Vida te invento este grito agudo.
                                 Vida espero y espero
                                 la llegada de los chacales inicuos.

                                 Vida…¡Gracias vida!
                                 Por este último paladeo
                                 a las palabras de mi agobio.


Hijo de mi corazón no llores, y perdóname por hacerte entristecer; pero te pido que entiendas mi aprovechamiento. Está no es tan solo una carta para ti, es un alarido de desesperación por todos los que aquí permanecemos en un estado de permanente angustia. Como desearía poder relatarte otros temas; De tu perro Dany o de las mañanas calurosas, pero no me es posible, la vida en este pueblo no me lo permite.

Golpean la puerta hijo mío, y creo que vienen por mí. Dejaré la carta en el lugar acordado con el mensajero. Espero que puedas llegar a tenerla en tus manos. No me condenes mi hijo por hacer esto, ya tengo suficiente con el castigo que me espera.

Los golpes son más fuertes, no podré seguir escribiendo… Te adoro hijo mío.


Sonic Youth - The Empty Page

Posteado por Cronopio a las 10:51 a. m. -  2 comentarios

domingo, diciembre 17, 2006

TOSTADOR MISANTROPO
Y aquí estoy con el pan de molde en la mano, el periódico en la otra, y en esta mañana de lluvia eterna como en un cuento de Allan Poe. Nuevamente el tostador se ha estropeado y extrañamente sin previo aviso. Antes me era mucho más fácil determinar cuando el tostador iba dejar de funcionar. Bastaba con sentir el olor a pelo quemado y ver como se sobrecalentaba de tal manera que cambia de un color blanco a uno más bien rojizo. Recuerdo la primera vez que lo vi hacer eso, me asuste de una forma, que me encerré en el baño por cerca de media hora esperando escuchar una fuerte explosión que repartiera trozos del viejo tostador por toda la cocina. Pero eso nunca ocurrió. Luego comprendí que simplemente un error de fabrica provocaba que un pequeño motorcito se quemara cada cierto tiempo de uso. Ahora todo había sido muy distinto, no hubo hedor alguno, simplemente dejo de funcionar. Se apago en el sueño como un anciano deseoso de descansar de una vida trabajosa. Mas yo no dejaría que se apagara así nada mas, me ha acompañado durante todos mis años de misántropo y todavía me queda bastante pan que calentar.

- Don Hector, hasta cuando va seguir arreglando ese cacharro- me diría Doña Teresa. Pero ella sabe mejor que nadie las razones de mi terquedad por repararlo una y otra vez. Fue Doña Teresa la que me ayudó a ubicar a Ana en la cama a la espera de la ambulancia. Ambulancia que tardo 20 minutos eternos, suficientes para que la muerte se la llevara.

Los minutos previos a la partida de Ana fueron muy perturbados. Rememoro esa tarde y veo lo muy calurosa que fue. Parecía haberme fundido a la silla de ruedas y estaba ansioso que Ana llegará con el ventilador nuevo.

Ahora que recuerdo bien, deseaba ver entrar por esa puerta más al ventilador que a Ana. Simplemente me conformaba con que el ventilador tuviera unos piececitos que le permitieran caminar desde el supermercado, mientras Ana seguía realizando las compras achicharrada por horas con un sol que quemaba la piel. Después de muchas horas en las que la ansiedad por tener ese ventilador se transformaron en ira, vi entrar a Ana por la puerta. Parecía haber atravesado el desierto con ese montón de bolsas que estaban a punto de cercenarle los dedos. Sin ayudarla en lo más mínimo, pregunte por lo que había estado esperando durante toda la mañana. –¿Trajiste el ventilador, Ana?-. Ella me miro con una cara como tratando de entender mi pregunta, mientras las bolsas caían de sus manos –No quedaba ninguno-, me dijo, -me indicaron que es probable que la próxima semana estén a la venta nuevamente-. Al escuchar lo que decía Ana, di la vuelta y me encerré en el baño como un niño mimado.

¿Qué será lo atrayente de ese baño, que en cada ocasión en que he necesitado ocultarme como un cobarde, me recibe con las manos abiertas?. Lo hizo cuando precisé evadir a Ana, y también cuando me oculté del posible estallido del tostador. Pareciera que no solo sirviera para lavar la mugre externa, si no, para limpiar mis pusilánimes rabietas.
-No seas tan rabioso, te traje un tostador para que calientes el pan-. Me dijo. Después de unos minutos de discutir con el espejo del baño, decidí salir. Mientras veía a Ana tendida en el suelo me paralice completamente, y no solo yo, la silla de ruedas parecía no querer avanzar, como si sus ruedas repentinamente hubieran tomado una forma rectangular que impedían su movilidad. Sintiéndome un total inútil, comencé a llamar como un desaforado a Doña Teresa.

Al día siguiente la ola de calor que acechaba la ciudad desapareció por completo.

Ana, siempre fuiste tan precavida; es muy probable que hubieras sabido con antelación del fin de las temperaturas altas y simplemente decidiste no comprar el estúpido ventilador. Que digo, el estúpido fui yo, yo mi enceguecimiento que me impedía ver lo maravillosa que eras. O Ana, sustento de mi vida perdida, no sabes lo difícil que se torna cada año sin ti. A pesar de que riego a diario tus rosas, jazmines y margaritas, me ha sido imposible evitar que se marchiten, mejor dicho, toda la casa está marchita y envejecida. Las colillas que se acumulan entre los cojines del sofá, las migas de pan ocultándose detrás de la cocina y mi corazón desangrándose por todos lados. Es cierto que debería asumir de una vez por toda tu partida, pero no soy yo el que no quiere olvidarte, es mi alma que te tiene adherida como un molusco a una roca. No sabes Ana, como ansío odiarte a ti y a tu obsesión por entregarme toda tu vida, y conformarte con mis torpezas y berrinches sempiternos. Maldita y amada Ana que me lo diste todo, hasta un tostador para calentar el pan en mis días de eterna soledad.


Nacho Vegas - Ocho y medio

Posteado por Cronopio a las 8:04 p. m. -  4 comentarios

viernes, diciembre 08, 2006

DEL CUENTO AL VERSO

Del cuento al verso endecasílabo.

Cuando el yo muestra el que creo ser yo...

Cuando el yo muestra el que creo ser yo
y se comienzan a romper los pasos,
se pierde todo lo que el yo mostró
dejando ilusiones echas pedazos.

Las calles llenas de pájaros nocturnos,
pájaros sangrientos y empapados.
Me obligan a dar pasos taciturnos,
pasos en falsos pero no falseados.

El alambrado de muchas esquinas
dificultan el posible retorno,
mas planto bombas en un masetero.

Y soy ayudado por niñas muy finas.
Pero no hay salida de ir al fondo.
Me voy directo al desbarrancadero.


Del verso endecasílabo al verso suelto.

El camino a la cama habla por si solo...

El
    camino
                a la cama
                                 habla
                                          por si solo…
Ya no estas y yo no estoy

Me miro al espejo y ya no estas
me miro al espejo y extraño tu piel
recuerdo tu boca y extraño tu rostro

Redondo rostro, inspiración de consolación y amor.

Mis sueños esperan tu llegada
y tus besos con rostro acalorado
los dedos de tus pies estirándose
tus zapatos apretados.

Las manos entrelazándose empiezan a soldar nuestros cuerpos.
Pero el espejo se ha roto,
y el camino a la cama fue errado

Te veo nuevamente en mis sueños.
tu cuerpo viste uniformes indeseados,
despreciados y hurtadores de piel y oxigeno.
Me das tu beso en la sombra… y extraño tu rostro sin sonido.

Se extraña lo extraño,
de tus palabras interminables
palabras esperadas en penumbra
pero nunca agotadoras.

Me extraño de todo.
De la vida eterna no cumplida,
de una ciudad en crepúsculos no conocida
y de los pasos en falsos no cuidados.

Estos sueños agobian mi agobio,
me agobia la pena y la noche que apabulla.
No se resiste ni el día
ni el camino que llora poesía

Será mejor calmar el alma con una pastilla,
calmante de neuronas y melancolías.


Smog - Palimpsest

Posteado por Cronopio a las 5:56 p. m. -  1 comentarios

martes, noviembre 28, 2006

ESPACIOS GANADOS
La vida es un sueño,
pero puede ser una pesadilla o un sueño agradable.
Es nuestro trabajo conseguir que sea un buen sueño.
Alejandro Jodorowsky

Me parece estar sentada en el sofá jugando con la muñeca que me regalaste mientras tus pies flotan en el balcón y tu mano sostiene un cigarrillo. Estas observando el espacio entre la ventana y el jardín como queriendo olvidar lo acontecido el día anterior. No tengo claro si vistes de rojo o son las cortinas las rojas, creo que eres tu el de rojo las cortinas nunca fueron rojas. Sigues observando el espacio, tus pies flotando y el cigarrillo quemándose.
Yo recuerdo, mas no quiero recordar, el episodio del día anterior y del ulterior que se empieza a forjar con similitudes atemorizantes.

En este nuevo espacio que ocupo, aislada del exterior por unos barrotes, me siento más libre y ansiosa que nunca. Son 12 pasos verticales y 6 horizontales. O quizás al revés, me gusta pensar en eso. Son lugares y espacios algunos perdidos y otros ganados, pero espacios al fin y al cabo.

Definitivamente vistes de rojo y tienes una barba muy larga que se enreda con tus malas palabras y el olor alcohol que ahoga cada espacio navideño. Tus pies flotan por la casa. Mama callada por tus golpes al alma y a la carne, hace una mueca de risa falsa como queriendo ocultar una lagrima fácil que brota de sus ojos.

He decorado muy prolíficamente mi nueva casa, lo de celda no me gusta mucho, prefiero llamarla casa. Gracias al permiso del alcalde, pinté las paredes de un color amarillo claro, parecido a la cabaña que tenía la abuela muy cerca de la playa. Además, he colgado dos cuadros: el primero es una foto de unas montañas donde se aprecia una pequeña cabaña que parece aferrarse con fuerzas al terreno en declive. El otro, es un gran valle con muchos espacios verdes y un oasis donde toma agua el caballo de un campesino. Paso horas observando estos dos cuadros, primero las montañas, luego el valle y después vuelvo a la montañas. Me preocupa que el caballo no sacie nunca sed, no quiero que el oasis se seque. A veces siento que los cuadros se mezclan; el oasis, las montañas el valle y la cabaña, todo en uno. Me gusta combinar espacios grandes y transformarlos a mi antojo. Adoro los espacios.

No te cansas de observar el espacio entre la ventana y el jardín, sin embargo eso no cambiará lo acontecido el día anterior y el ulterior. El gato corre tras una cucaracha burlando toda regla de no saltar encima del sofá lo que provoca una serie increpaciones al gato, a la cucaracha y a mi madre que no tenía pito que tocar en todo esto. La cucaracha ocupa un espacio mínimo dentro de otro espacio de la casa que es aún menor al espacio que ocupa la cucaracha.

La cama la he ubicado de tal forma que al entrar el sol por la pequeña ventana de mi casa, me den justo los rayos luminosos en la cara. De esa manera me despierto un poco antes que la gendarme de el aviso para la primera revisión del día. Esos pocos minutos antes del aviso, los ocupo exclusivamente a mirar la foto de las montañas. Estoy convencida de que al observa esa foto con detención, se puede apreciar como sale el campesino de la cabaña, que está a los pies del cerro, y se pone a caminar en dirección al valle donde se encuentra el oasis. Parece extraño que una simple foto pueda llegar a tener a vida. Pero esto solo se logra con horas y horas de observación, mucha paciencia y por sobre todo de adoración por los espacios.

El día anterior comenzó de manera muy extraña, daba la sensación que todo se movía más lentamente, como si el tiempo y los espacios no quisieran que ese día siguiera su curso normal. Al abrir los ojos, tus estabas flotando junto a mi con un cigarrillo en la mano. Transpirabas mucho e intentabas decirme algo. –Papa te regalará en navidad la muñeca que pediste- dijiste entre tartamudeos. Luego te metiste en mi cama y comenzaste a acariciarme. Eran cientos de manos que recorrían mi cuerpo, deseosas de encontrar algo en espacios de mi piel que ni siquiera yo conocía del todo. Esta búsqueda se repitió por mucho tiempo. Fueron años en los que acumulaba odio y sentía que perdía espacios de los que nunca volvería a disponer.


Mientras la mayor parte de mis vecinas se dedica a hacer vida social, yo empleo el tiempo en ordenar mi casa. No dispongo de muchos utensilios de aseo, pero he fabricado una escoba con los restos de una sabana vieja que encontré en la lavandería y como detergente, ocupo cachos de jabón que me he robado de las “duchas”. Una vez que está todo reluciente, ocupo lo que queda del día en observar mis cuadros. Cuadros llenos de espacios sempiternos. Los armos, reordeno y los vuelvo a crear.

Cuando cumplí la mayoría edad me sentía muy tranquila y dispuesta a cumplir con lo que había planificado por mucho tiempo. No quería que hubiera duda de mi total conciencia en la acción que iba cometer y fue la razón por lo que decidí cumplir esta edad para llevar a cabo mi cometido. Esperé a que todos me dieran el saludo de cumpleaños, y me dirigí al mueble donde se encontraba el revolver. Ya había practicado con unos blancos en movimiento (pobres conejos fueron victimas inocentes de todo esto), por lo que estaba preparada para cualquier situación inesperada.
Luego me encamine hacia al balcón donde tus pies aún flotaban y tu mano sostenía un cigarrillo. Por unos segundos, cierto estado de ambivalencia provocó que mi mano temblara, mas ya estaba todo escrito. Apunté y te disparé justo entre los dos ojos. El cigarrillo cayó al suelo, mientras, tu tercer ojo salía expulsado a gran velocidad, gozoso de ser liberado. Cuando tus pies dejaron de flotar, el tiempo y los espacios volvieron a tomar su cause normal.

Pasaron unos meses antes de ser llevada a mi nueva casa. Mi casa…12 pasos verticales y 6 horizontales. No me puedo quejar, tengo todo lo que siempre quise.

Nine Inch Nails - Burn

Posteado por Cronopio a las 6:51 p. m. -  2 comentarios

domingo, noviembre 19, 2006

PLEGARIAS A ENRIQUE LIHN
Descanse Sr. Lihn, descanse por que se lo merece. Su vida fue poesía; cada trozo de su existencia lo fue. Es que usted nunca quiso hacer diferencia entre sus versos y el existir. Su vida fue poseía y pareciera que su muerte también lo fuera, o mejor dicho su inmortalidad. Esa inmortalidad poética que tanto se aprecia en estos días.

Estamos rodeados de tantos versos sueltos Sr. Lihn. Son versos que son arrojados al mar y de eso poco queda, la gran mayoría se los lleva la corriente. Pero no me culpe a mi Sr. Lihn, yo estoy con una gran red tratando de pescar aunque sea un suspiro y solo consigo un par de artefactos reciclados y una que otra alabanza a la muerte. He llegado a pensar que mi red está agujereada o se ha dañado con el tiempo, mas no es así, es la pesca la mala Sr. Lihn.

Como se le echa de menos por estos parajes Sr. Lihn; Usted dirá que su obra está presente, y estoy de acuerdo con eso, mas es su presencia la que hace extraña en demasía. Falta el disidente que haga temblar la tierra de los críticos y escritores mayores y menores de la actualidad.

Usted si que supo alejarse de los buitres fariseos que deseaban hacerlo caer en tentaciones siniestras del negocio literario o seudoliterario. Ahora eso sería impensable Sr. Lihn. En esto días todos pelean como perros callejeros para aparearse con la perra en celos, esa perra que arroja como recompensa contratos insípidos y premios literarios manoseados. Quien más que usted se merecía el reconocimiento de todos sus pares, sin embargo, su insobornabilidad irritó tanto a la elite literaria, que fue apartado como una manzana podrida.

A pesar del tiempo y el espacio que nos separa, me es inevitable comparar su vida de tanta lucidez y autenticidad, con la poca calidad de los ideales de la sociedad en que me encuentro inmerso. Este mundo Sr. Lihn, está lleno de triunfalismo sin fundamentos y meritos sobre encumbrados y degradantes. De seguro usted se sentiría más cómodo entre los supuestos perdedores de ahora: Seres interesados en un desarrollo personal más espiritual y humanizados. Pero de esos hay pocos.

Es todo tan rápido ahora, tan rápido y sin sentido Sr Lihn. Pareciera que anduviéramos en un círculo sin salida, ni siquiera un quiebre. Esta ciudad es como un gran bostezo que llena los cuerpos tan solo de aire y banalidades. Nos rodean de fiestas de la cultura, la cultura entretenida le llaman ahora, y televisión que nos convierte en seres sosegados impidiéndonos cualquier despertar que pueda acabar con la pasividad intelectual y rompa con la exacerbación consumista.

Se que es muy fácil culpar a medio mundo, pero no me queda otra alternativa. Soy tan cobarde Sr. Lihn, además que la cobardía y la soledad no son buena compañía. Se han robustecido tanto esas dos que me tienen entre la espada en la pared, no dan tregua alguna. Me siento atrapado entre cuatro paredes, en una gran ciudad de 4 paredes. Choco con todo y todos como si caminara en reversa y sin un objetivo claro, en más de una ocasión he deseado parar los automóviles con mis manos. Me siento ultrajado y burlado por promesas de una vida llena felicidad. Esto me ha provocado mucha rabia Sr. Lihn, que se ha expresado en injurias y calumnias a los menos involucrados de este acabose.

Pero en esta ciudad de cuatro paredes no todo está consumado, por lo menos no para mí. Existe una pequeña grieta que deja manar un poco luz. Al acercarse y poner atención se ve las obras de seres que al igual que usted vivieron la literatura por completo. Están los cuentos de Beckett, los cronopios de Cortazar, la olvidada prosa de Cristián Huneeus, los versos alucinados de Carlos de Rokha... Pero por sobre todo, veo una vida de creación; la suya.

Como desearía ser el continuador de esa vida de creación.

Ahora, es probable que usted se pregunté a que viene todas estas palabras llenas de quejas, además que ya lo debo estar aburriendo con mis plegarias. Bueno, hace bastante tiempo que me conoce y sabe más de mí que el mismo Dios, por eso le pido dejarme mirar e iluminarme tan solo un poco más, es solo un empujón lo que necesito. No deseo entrar a la grieta, no todavía, tampoco cambiar este mundo para eso no fui concebido. Solo me conformaría con un poco de poesía salida de mis entrañas, embebida de honestidad y quizás un poco surrealismo.

Esperaré su señal Sr. Lihn. Pero no crea que lo haré mirando al horizonte, la pereza no ayuda mucho en esta tarea. Comenzaré con algo bien simple, soltaré el nudo de mi corbata y escribiré algunos cuantos versos.


Tom Waits - God's Away on Business

Posteado por Cronopio a las 7:14 p. m. -  3 comentarios