domingo, noviembre 19, 2006

PLEGARIAS A ENRIQUE LIHN
Descanse Sr. Lihn, descanse por que se lo merece. Su vida fue poesía; cada trozo de su existencia lo fue. Es que usted nunca quiso hacer diferencia entre sus versos y el existir. Su vida fue poseía y pareciera que su muerte también lo fuera, o mejor dicho su inmortalidad. Esa inmortalidad poética que tanto se aprecia en estos días.

Estamos rodeados de tantos versos sueltos Sr. Lihn. Son versos que son arrojados al mar y de eso poco queda, la gran mayoría se los lleva la corriente. Pero no me culpe a mi Sr. Lihn, yo estoy con una gran red tratando de pescar aunque sea un suspiro y solo consigo un par de artefactos reciclados y una que otra alabanza a la muerte. He llegado a pensar que mi red está agujereada o se ha dañado con el tiempo, mas no es así, es la pesca la mala Sr. Lihn.

Como se le echa de menos por estos parajes Sr. Lihn; Usted dirá que su obra está presente, y estoy de acuerdo con eso, mas es su presencia la que hace extraña en demasía. Falta el disidente que haga temblar la tierra de los críticos y escritores mayores y menores de la actualidad.

Usted si que supo alejarse de los buitres fariseos que deseaban hacerlo caer en tentaciones siniestras del negocio literario o seudoliterario. Ahora eso sería impensable Sr. Lihn. En esto días todos pelean como perros callejeros para aparearse con la perra en celos, esa perra que arroja como recompensa contratos insípidos y premios literarios manoseados. Quien más que usted se merecía el reconocimiento de todos sus pares, sin embargo, su insobornabilidad irritó tanto a la elite literaria, que fue apartado como una manzana podrida.

A pesar del tiempo y el espacio que nos separa, me es inevitable comparar su vida de tanta lucidez y autenticidad, con la poca calidad de los ideales de la sociedad en que me encuentro inmerso. Este mundo Sr. Lihn, está lleno de triunfalismo sin fundamentos y meritos sobre encumbrados y degradantes. De seguro usted se sentiría más cómodo entre los supuestos perdedores de ahora: Seres interesados en un desarrollo personal más espiritual y humanizados. Pero de esos hay pocos.

Es todo tan rápido ahora, tan rápido y sin sentido Sr Lihn. Pareciera que anduviéramos en un círculo sin salida, ni siquiera un quiebre. Esta ciudad es como un gran bostezo que llena los cuerpos tan solo de aire y banalidades. Nos rodean de fiestas de la cultura, la cultura entretenida le llaman ahora, y televisión que nos convierte en seres sosegados impidiéndonos cualquier despertar que pueda acabar con la pasividad intelectual y rompa con la exacerbación consumista.

Se que es muy fácil culpar a medio mundo, pero no me queda otra alternativa. Soy tan cobarde Sr. Lihn, además que la cobardía y la soledad no son buena compañía. Se han robustecido tanto esas dos que me tienen entre la espada en la pared, no dan tregua alguna. Me siento atrapado entre cuatro paredes, en una gran ciudad de 4 paredes. Choco con todo y todos como si caminara en reversa y sin un objetivo claro, en más de una ocasión he deseado parar los automóviles con mis manos. Me siento ultrajado y burlado por promesas de una vida llena felicidad. Esto me ha provocado mucha rabia Sr. Lihn, que se ha expresado en injurias y calumnias a los menos involucrados de este acabose.

Pero en esta ciudad de cuatro paredes no todo está consumado, por lo menos no para mí. Existe una pequeña grieta que deja manar un poco luz. Al acercarse y poner atención se ve las obras de seres que al igual que usted vivieron la literatura por completo. Están los cuentos de Beckett, los cronopios de Cortazar, la olvidada prosa de Cristián Huneeus, los versos alucinados de Carlos de Rokha... Pero por sobre todo, veo una vida de creación; la suya.

Como desearía ser el continuador de esa vida de creación.

Ahora, es probable que usted se pregunté a que viene todas estas palabras llenas de quejas, además que ya lo debo estar aburriendo con mis plegarias. Bueno, hace bastante tiempo que me conoce y sabe más de mí que el mismo Dios, por eso le pido dejarme mirar e iluminarme tan solo un poco más, es solo un empujón lo que necesito. No deseo entrar a la grieta, no todavía, tampoco cambiar este mundo para eso no fui concebido. Solo me conformaría con un poco de poesía salida de mis entrañas, embebida de honestidad y quizás un poco surrealismo.

Esperaré su señal Sr. Lihn. Pero no crea que lo haré mirando al horizonte, la pereza no ayuda mucho en esta tarea. Comenzaré con algo bien simple, soltaré el nudo de mi corbata y escribiré algunos cuantos versos.


Tom Waits - God's Away on Business

Posteado por Cronopio a las 7:14 p. m. -